Hoy estamos dichosos y con todo
respeto y honor recibimos en éste blog a don José de Viera y Clavijo. El mayor intelectual
de la época de la Ilustración en Canarias y uno de los punteros de toda la
Nación. En otras ocasiones ya había aparecido don José por este blog, pero es
la primera vez que se le trascribe un texto de mayor extensión.
Este escrito vendría a ser una continuidad del que la semana pasada le dediqué a Juan Núñez de la Peña sobre cómo La Orotava se convirtió en Villa (pincha aquí para acceder al escrito). En este tenemos otra visión de los mismos hechos dados por Viera y Clavijo. De este autor hay algunos escritos pendientes de publicación que verán la luz en cuánto la coyuntura sea propicia.
Pero antes de entrar en el texto conozcamos más al personaje según Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_Viera_y_Clavijo
Aunque nació en 1731 en el Realejo Alto y fue bautizado en la Parroquia Matriz del Apóstol Santiago, su familia se trasladó al Puerto de La Orotava (actual Puerto de la Cruz). Estudió con los dominicos en el Convento de Santo Domingo de Guzmán de La Orotava, destacándose en la filosofía escolástica, que luego rechazaría. Su afición a la literatura fue temprana, y ya de niño solía componer versos. La lectura de los discursos de Benito Jerónimo Feijoo causó en él un gran efecto y lo inclinó al racionalismo de la Ilustración, como él mismo relata en sus Memorias, publicadas en la edición póstuma de una de sus obras. Con tan sólo 14 años, escribió su primera obra importante, su única novela, titulada Vida del noticioso Jorge Sargo, dentro del género de la picaresca, retratando de forma singular la vida y los entornos de Tenerife. El propio Viera y Clavijo refiere en sus memorias que el origen del texto surge de la lectura juvenil del Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán, una de las novelas de picaresca más fascinantes de la literatura española.
El 30 de septiembre de 1811 otorgó testamento en Telde ante el escribano público Juan Nepomuceno Pastrana. Falleció en Las Palmas de Gran Canaria el 21 de febrero de 1813. Sus restos se trasladaron a la catedral de Canarias en 1860 y se sepultaron en la Capilla de San José.
Compuso, aparte de algunos poemas satíricos que le causaron ciertas dificultades, poemas didácticos típicamente ilustrados sobre ciencias experimentales, en muchos de ellos impulsado por su oficio de preceptor de los hijos del Marqués de Santa Cruz: Al globo aerostático, Las cuatro partes del día, Las bodas de las plantas, sobre botánica, y el más ambicioso de todos, Los aires fijos, en seis cantos, los dos últimos añadidos algún tiempo después, sobre meteorología. La prosa de Noticias del cielo o Astronomía para niños es de evidente intención didáctica; más complejo es Los Vasconautas, un poema bastante original por reavivar la antigua épica culta compuesta en octavas, y aunque se escribió en 1766, solo llegó a editarse más de doscientos años después, en 1983. Consta de cuatro cantos de tono bastante irónico y posee numerosas alusiones intertextuales a la Divina Comedia, de Dante Alighieri, pues el protagonista desciende a los infiernos de la mano del caudillo aborigen Doramas; su interés viene dado por la especial fusión de elementos históricos y mítico-fantásticos sin separarse de la Ilustración. Ese mismo año escribió un Diccionario de historia natural.
Sin embargo, su obra maestra como historiador la constituye sus Noticias de la historia general de las Islas de Canaria (1772-1773). En cuanto a su intento de cultivar el teatro con una tragedia neoclásica, La vida de Santa Genoveva, no le debió satisfacer, ya que no siguió por ese camino, y lo mismo cabe decir del único intento narrativo que se le conoce, La vida del noticioso Jorge Sargo, una novela picaresca influida por la obra de Mateo Alemán que compuso siendo muy joven. Como traductor, vertió obras de Jean Racine y de Jean-François de La Harpe, entre otros.
El Gobierno de Canarias celebró, en Los Realejos, el 21 de febrero de 2006, día de su muerte, y coincidiendo con el 275 aniversario de su nacimiento, el primer "Día de las Letras Canarias", con la intención de institucionalizarlo y celebrarse todos los años, y como homenaje a uno de los principales autores de la literatura canaria.
El texto es más extenso, pero creo que es suficiente para poner de relieve al personaje. Aparte de que pueden consultas su biografía de manera más amplia en diversas webs.
«La Orotava, que como ya dijimos, se había hecho desde la conquista de Tenerife un gran lugar por su numeroso vecindario, su mucha nobleza y sus edificios suntuosos, era la cabeza del distrito de Taoro, país el más ameno, rico y fecundo de todas las Canarias, que comprehendía los Realejos, la Rambla, y aun el territorio de Chasna, a la otra parte de los montes del Teide. En población podía competir con la ciudad de La Laguna. En comercio hubiera vencido a Garachico, cabeza del distrito de Daute, a no ser que todo lo que Taoro excedía a Daute en frutos le aventajaba éste al otro en la bondad de su puerto.
En 15 de Abril (1651) se presentaron estos despachos a don Alonso Dávila y Guzmán, quien dio a La Orotava la posesión de Villa y entregó la vara de teniente al licenciado don Luis González Román nombrado por el rey, gran jurista, gran defensor del privilegio y de quien hay clara sucesión. En 2 de Mayo fue electo en toda forma por el alcalde y castellano del puerto el maestre de campo don Alonso Xuárez de Ponte y Lugo, regidor. Publicose bando, a toque de tambores, para que llegase este privilegio a noticia de los pueblos de la Nación. Tuvieron los vecinos de los Realejos dos juntas con asistencia del Capitán General y del oidor don Pedro de Vergara, en las que todos votaron que querían permanecer bajo la jurisdicción de la ciudad, con ser así que sólo distaban de La Orotava una legua, y cinco de la ciudad de La Laguna.
¡Qué no hizo todavía ésta para detener aquel golpe tan decisivo! El Ayuntamiento nombró por protectores de sus preeminencias a los regidores don Tomás de Nava y Grimón y don Lope Fonte. Pero no había remedio. La Orotava había sido reconocida villa exenta. Los baldíos se le restituyeron. El puerto se entregó al mando de los caballeros del distrito. Los reos de la tala fueron absueltos. Grandes triunfos, a verdad, si no hubiesen salido tan caros. No sólo costó el pleito y la merced más de 40.000 ducados, sino también la vida de don Juan Francisco de Franchy y Alfaro, varón memorable, honra, victima y apoyo de la Patria, pues adquirió para La Orotava la independencia y alcanzó para todas las Canarias, en fuerza de aquel excelente memorial (modelo de todos los memoriales de nuestras islas) que formó en Madrid motu propio y dedicó a la ciudad de la Gran Canaria.; alcanzó, digo, la continuación de su comercio, suspenso por real orden del 4 de Febrero de 1649.»
José de Viera y Clavijo, Historia de Canarias, Tomo I, pp. 31 y ss.
Extraído del libro “Lo que han dicho de ti”.
Sinceramente el texto me parece de un valor histórico fundamental. Como siempre analizaré desde mi punto de vista varios fragmentos.
«…En comercio hubiera vencido a Garachico, cabeza del distrito de Daute, a no ser que todo lo que Taoro excedía a Daute en frutos le aventajaba éste al otro en la bondad de su puerto…»
Aún a día de hoy, 09 de Mayo de 2022, se está pagando ese terrible error histórico. El no haber dotado al Puerto de La Orotava, hoy municipio hermano del Puerto de la Cruz, con un puerto comercial de envergadura fue una catástrofe para nuestra economía comarcal. No creo que nadie tuviera problema alguno, hoy tampoco, en que Garachico prosperara, pero una tierra como la del Valle de La Orotava con un clima tan benévolo para la agricultura y turismo merecía, y merece, tener un puerto marítimo acorde a ello.
Tal reivindicación histórica tomo fuerza de nuevo en el año 2011 y quedó todo en agua de borrajas. Y seguirán dichas aguas de borrajas rompiendo olas en ese anhelado puerto, pues no hay intención, ni la habrá nunca, de construirlo.
«… En 15 de Abril (1651) se presentaron estos despachos a don Alonso Dávila y Guzmán, quien dio a La Orotava la posesión de Villa y entregó la vara de teniente al licenciado don Luis González Román… Publicose bando, a toque de tambores, para que llegase este privilegio a noticia de los pueblos de la Nación».
Esto lo puse por pura altanería, pues me gustó eso de que a toque de tambores llegase el privilegio a todos los pueblos de la Nación. Eran otros tiempos y las noticias del BOE corrían a tañido de tambor y heraldos.
«…Tuvieron los vecinos de los Realejos dos juntas con asistencia del Capitán General y del oidor don Pedro de Vergara, en las que todos votaron que querían permanecer bajo la jurisdicción de la ciudad, con ser así que sólo distaban de La Orotava una legua, y cinco de la ciudad de La Laguna.
¡Qué no hizo todavía ésta para detener aquel golpe tan decisivo! El Ayuntamiento nombró por protectores de sus preeminencias a los regidores don Tomás de Nava y Grimón y don Lope Fonte. Pero no había remedio. La Orotava había sido reconocida villa exenta…»
Aquí he de ser prudente con lo que escribo porque no quiero dar pie a malinterpretaciones. Yo comprendo lo que hicieron los realejeros. Sinceramente como villero hubiera hecho lo mismo si hubiera sido a la inversa. Por coherencia y distancia hubiera sido más oportuno que el Realejo hubiera aceptado de buen grado el reconocimiento de La Orotava como villa exenta y desglosarse estos de La Laguna. Eso hubiera sido muy beneficioso para La Orotava, pero no para el Realejo. Ellos tenían igualmente sus aspiraciones de ser un municipio completamente independiente de La Laguna y aceptar el nuevo status de La Orotava era debilitar, por no decir sesgar, sus aspiraciones municipalistas. De nuevo hay que reincidir en que nos debemos poner en el contexto de esta época y que el siglo XVII nada tiene que ver con el XXI. Unos eran patriotas realejeros y otros patriotas villeros. Si nuestros vecinos no hubieran sido patriotas posiblemente hoy no existiría su municipio, sino que posiblemente sería territorio villero. ¿Mejor o peor para todos? Eso nunca lo sabremos. Pero para nosotros es un orgullo tenerlos como vecinos en nuestra frontera oeste.
«…. Grandes triunfos, a verdad, si no hubiesen salido tan caros. No sólo costó el pleito y la merced más de 40.000 ducados…»
Aquí seré conciso. Ha sido el mejor dinero público empleado en La Orotava, porque fue dinero del pueblo para el pueblo en defensa de los derechos históricos del terruño de nuestra raza.
«…sino también la vida de don Juan Francisco de Franchy y Alfaro, varón memorable, honra, víctima y apoyo de la Patria, pues adquirió para La Orotava la independencia…»
Toda Patria cuando nace tiene sus héroes y villanos
y por desgracia Franchy y Alfaro tributó con su sangre esta bendita tierra
villera. Que las generaciones venideras no olviden su nombre ni su sangre
frente a los que quieran liquidar nuestra grandeza o traicionar esta tierra que
por legitimidad histórica nos pertenece. Por eso cuando yo escribo que si el blanco
de nuestra Bandera ha de cambiar a otro color, y Dios así no lo quiera, que se
torne y se tiña del rojo de nuestra sangre defendiendo lo que es nuestro. Y lo
escribo con total convencimiento. Aquí que no vengan a hacer la de Ucrania, pero tengamos la misma determinación que ellos en la defensa de la Patria.
Creo que ya este escrito se ha extendido bastante, pero el texto y autor lo merecían. Traeré de nuevo a don José de Viera y Clavijo en otra ocasión, pues soy un firme admirador de su intelectualidad y rigor. No es mi intención con estos textos extraídos sino el divulgar capítulos de nuestra historia y darles mi visión personal. No por ser personal es que tenga a verdad absoluta. No es esa mi intención. Simplemente opino desde mi óptica del siglo XXI.
Un saludo.
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