Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

sábado, 8 de junio de 2019

Chicho Ibáñez Serrador .

Chicho y Ruperta. Dos símbolos de la televisión en España.
Foto: Archivo de imágenes de Google.
Tristemente ayer conocíamos el fallecimiento del gran Chicho Ibáñez Serrador, un mito de la televisión en España. Desde hace tiempo se sabia que su salud estaba muy mermada pero aun así nunca se asimila que personas de las que podemos decir que conocemos de toda la vida se nos van. ¿Y que tiene que ver Chicho con La Orotava y con este blog? Pues con La Orotava no sé, pero con este blog mucho por no decirlo todo. Sobre todo, en su aspecto filosófico y de producción. Aparte de que a Chicho me despertaba, y sigue haciendolo, muchas simpatías, teníamos gustos literarios en común por la literatura, sobre todo gótica, y ese carácter y espíritu tan a lo Edgar Allan Poe que tanto marcó su carrera.

Yo, como millones de españoles, crecí viendo en la televisión muchos programas de Chicho. En aquella España de dos televisiones públicas. Pero dos televisiones de una grandísima calidad. Hoy en día tenemos múltiples canales televisivos donde generalmente nos ofrecen una variada bazofia al gusto, o disgusto, de cada espectador.

El problema que tuvo RTVE en su creación fue que disponía de grandes técnicos y medios. Pero adolecía totalmente de creatividad a nivel de dirección y producción. Hasta que llegó Chicho con su experiencia televisiva en otros países y revolucionó aquella televisión aun en pañales. Que no solo fue él. También llegaron los Jesús Hermida, Joaquín Prats, Laura Valenzuela, José María Iñigo, Félix Rodríguez de la Fuente, el doctor Jiménez del Oso y tantos presentadores/as que marcaron una época. Pero el padre televisivo sin lugar a dudas fue Chicho. Él innovó, innovó e innovó constantemente sin quedarse estancado. Nunca cayó en la telebasura, lo soez, la bravuconería o la hipersexualización de hoy en día. Supo adelantarse a su tiempo cuando abiertamente creó “Hablemos de Sexo” en aquella España donde aun ciertos temas era todo pecado, descaro o degeneración. Supo adelantarse, tal vez en este tema acercarse al gran Félix Rodríguez de la Fuente cuando creó el Waku, Waku programa donde a su manera hacía un llamamiento a un ecologismo y animalísmo serio y no trasnochado como el de ahora. Creó “Historias para no dormir” con aquel chillido angustiado, puerta chirriante y los dos rombos, símbolo de una España ya desaparecida. “Mis Terrores favoritos” otro programa hermano des “Historias para no dormir” donde expandió al máximo en forma televisiva su amor por lo gótico. Algo que en aquella época no se sabía muy bien comprender Entretuvo las noches de los sábados con otro programa mítico como “El Semáforo” junto a películas, impresionante “Quién puede matar a un niño”, obras de teatro, guionista, en Estudio 3, otro mítico programa de RTVE, escribía bajo el seudónimo de Luis Peñafiel.

Siempre rodeado de ese halo gótico decimononico que tan bien supo extrapolar a "Historias para no dormir" y "Mis terrores favoritos".
Foto: Archivo de imágenes de Google.


Pero su gran legado televisivo y el que marcó de mayor manera a tantos españoles fue el “Un, dos, tres”. Sería muy largo enumerar ahora la gran cantidad de presentadores, artistas y gente que descubrió Chicho. Ahí están nuestros recuerdos que cada uno debemos evocar. Un programa que reunía la noche de los viernes a toda la familia alrededor de la televisión. La historia de la televisión es la historia de un país. Y dicho programa marcó una sociedad y una época hoy extinta. ¿Y saben qué? Que felices éramos y no lo sabíamos. Sin Smartphones, Tablets, Internet… ni tantas cosas que hoy nos han desconectado de la realidad. Porque los de mi generación disfrutamos de una felicidad más sana y natural que los niños y jóvenes de ahora. Que con esto no quiero decir que los niños de ahora no sean felices. Pero creo que es una felicidad más artificial y tecnología en ciertos aspectos. Que por otra parte es la que les ha tocado vivir. Una generación totalmente atada al like y la notificación de la red social, al postureo y a la importancia de tener seguidores y comentarios positivos en las redes sociales. En cambio nosotros crecimos viendo programas como los de Chicho donde no solo nos entretenían sino a la vez nos ofrecían cultura.

Es cierto que llegada la década de los 90 con la implantación de las televisiones privadas fue un punto de inflexión en mi opinión para mal. RTVE parece que ya no se sentía responsable de emitir programación de calidad y lo que ha venido de las privadas tampoco ha servido de mucho. No hace falta sino poner la televisión y ver en lo que ha derivado todo. Ya el mundo televisivo ha mutado a un medio de adoctrinamiento, manipulación y confrontación. Por eso Chicho es una leyenda y a otros no los conocen ni en su casa. Todas las televisiones deberían hacer revisión y conocimiento de la vida de Chicho y aprender que así, como solo él sabía, es como hay que trabajar. Porque Chicho dejó un legado de ideas que deben ser faro en la oscuridad para los que hoy quieren dedicarse a la televisión.

Más arriba escribía que Chicho a representado mucho para este blog. Porque cuando uno admira a una persona que se ha movido por los medios de comunicación, y por algo tan hostil como la televisión, hay que fijarse y aprender de él. En otros escritos me he referido a una frase que Chicho siempre decía de: “No se puede hablar del público. Sino de MI PUBLICO porque es el que sigue tu trabajo y le gusta lo que haces. Y que a la vez, tu, lo haces por ellos.”

A mi esta afirmación me ha encantado y la he querido extrapolar siempre a este blog. Porque yo no puedo hablar de lectores, en Blogger también los catalogan como visitantes. Yo no puedo tampoco llamar audiencia a la media de más de 30 países que entran aquí al mes. No puedo decir tampoco llamar simpes registros a las miles de personas que registran las estadísticas mes tras mes. No. Yo tengo que hablar de MIS LECTORES porque son aquellos que siguen este blog mes tras mes y que les gusta lo que yo aquí comparto. Porque lo hago por ellos. Y con placer y gusto. La semana pasada pillé una insolación por traer material para este blog. Pero fue una insolación que forma parte de las vicisitudes de escribir en un humilde blog como este o dirigir, salvando las distancias, un programa de éxito nacional como hacía Chicho. Por eso yo siempre he tenido sus enseñanzas muy presentes. Por su puesto que todo tiene un desgaste. Cuando el Un, Dos, Tres cerró una etapa el mismo Chicho admitió que el programa y él mismo sufrían un desgaste. Nos pasa a todos. Yo mismo, que ya se va acercando el final de esta tercera temporada, no sé si habrá cuarta porque los últimos siete meses han sido fatales para mi salud y hubo momentos de tardar en redactar tres días un artículo porque solo podía escribir, y con dificultad, con una sola mano. Pero lo hago con gusto porque de Chicho aprendí que ustedes son mis lectores porque les gusta lo que yo aquí concibo como diversión personal para compartir con ustedes mis vivencias villeras.

¿Alguien recuerda a Chicho sin un puro cerca? Era otra de sus señas de identidad.
Foto: Archivo de imágenes de Google.
Gracias Chicho por tanto que nos enseñaste, Por tanto que nos entretuviste. Por mirar hoy atrás y con pensamientos nostálgicos decir que felices éramos con tan poco. Por enseñarnos el trabajo bien hecho, la constancia, innovación y sobre todo creer en los proyectos personales. Nunca te conocí en persona aunque cada semana te colabas en mi casa por aquellas señales ya prehistóricas del UHF en aquella televisión analógica. Televisores en blanco y negro o color que eran revestidos de madera. Televisores que aun funcionaban con luz de 125 v o aquellos modernos que ya venían a 220 v. De encenderlas y esperar a que “calentaran”. De los rombos para velar por la integridad moral de los espectadores. De grandes presentadores como Kiko Ledgard, Mayra, Jordi Estadella, Miriam Díaz Aroca… De reírnos con don Cicuta y las Tacañonas. Con aquel gran elenco de artistas que de pronto bajaban por las escaleras. De prendarnos con la belleza de las azafatas. Por tus intervenciones voz en Off haciendo simbiosis con el público y espectadores. De los concursantes y los sufridores con “…un, dos, tres responda otra vez”. De recordar con cariño a la Ruperta, un icono de aquella España egebera. Gracias Chicho por tus programas tan variados y de calidad. Por las enseñanzas dadas que otros las hemos extrapolado a pequeños proyectos personales de toda índole.

Se nos ha ido una persona que cada semana nos visitaba. Que marcó una época y unos recuerdos. Un grande de la televisión en este país.

Y hasta aquí, queridos amigos, puedo escribir. Porque leer leeré siempre.

Como decía la canción aquella canción titulada “Que tiempo tan feliz”:


" Qué tiempo tan feliz que nunca olvidaré
de aquel cantar alegre del ayer.
Con nuestra juventud tan llena de inquietud
tuvimos fe y ganas de vencer.
Pero encadenados a la vida
pudimos conocer la realidad.
A veces nos veíamos de nuevo 
volviendo con nostalgia a recordar..."

Buen viaje a las moradas cósmicas Chicho.
Descañase en Paz Narciso Ibáñez Serrador.



© 2019 Francisco García.
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Primera edición del texto: Junio de 2019.

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