Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

martes, 22 de diciembre de 2020

Charly y Ñete. Mí recuerdo a dos añorados amigos.

Ayer se cumplió el primer aniversario del fallecimiento del tan apreciado amigo José Eulogio Anceaume Perera “Charly”. Ayer resoné de nuevo el escrito que en su momento redacté cunado falleció. Este año tan nefasto fallecía el 5 del mes julio Antonio Polo Regalado “Ñete” al que aún lloro igual que a Charly. Hoy quiero unirlos a los dos en este escrito pues ambos eran muy amigos entre sí y a la vez grandes amigos de servidor.

La vida es un constante camino a través del tiempo. Y en esa senda conocemos y despedimos a muchas personas que de buena manera nos han influenciado. Obviamente las malas personas las conocemos, pero no nos aflige su marcha pues quien nada te aporta ni pena sientes. Y esto es así de claro en la condición humana. Escribir sobre los dos personajes que hoy protagonizan este escrito es hablar de magnificas personas. Dos villeros con mucha historia que darían para unos buenos artículos, libros y documentales. 

 

Antonio Polo Regalado "Ñete" (izq) y José Eulogio Anceaume Perera “Charly”. Dos personas de una gran humanidad que tuve el privilegio de conocer. Imagen: © Paco García.

 

Charly siempre fue un hombre afable, educado y todo un caballero en el trato conmigo. Ñete fue una persona que siempre me brindó una sincera amistad. Entre ellos dos siempre hubo una sólida amistad y unas vivencias compartidas en la vida, el deporte y la Fe. Cuando Ñete limitó sus salidas a la calle Charly siempre me preguntaba por él. Como relato Charly era un caballero y no le gustaba el tal vez incomodar a Ñete con una visita por lo que mantenían un nexo a través de las amistades. Aparte de que en los últimos años de su vida a Ñete lo sacaban en coche a visitar otros lugares de la isla y muchas veces no lo encontrabas en su domicilio. Relato aquí la siguiente anécdota:

A finales de 2018, tal vez principio 2019, me encontré con Charly en la plaza del Quiosco. Por lo tanto parada obligatoria pero a la vez alegre. Yo llevaba un tiempo transitando poco La Orotava y Charly me comentó que llevaba unos tres meses sin saber nada de Ñete. Aunque siempre le incidía que pasara por su casa y lo llamara que Ñete desde la ventana recibía a quién quisiera saber de él. Y lo vi preocupado y apesumbrado por su amigo. Las preocupaciones era algo que disimulaba mal. Le respondí Charly no te preocupes que ahora mismo te resuelvo ese tema. Le hice una videollamada a Ñete y le dije mira tengo aquí una persona que quiere saludarte. Le di el teléfono a Charly y me retiré a una distancia prudencial para que ellos dos conversaran tranquilamente a través del móvil. Siempre hay que tener presente la virtud de la discreción.  Aquello emocionó mucho a Charly. Me quedó muy agradecido. Era lo menos que podía hacer por él.  Emoción que fue reciproca como me lo confirmó días después Ñete de manera telefónica. Yo siempre fui muy insistente en que ellos no perdieran el contacto. Cosa que afortunadamente nunca hicieron pese a tiempos de no saber el estado el uno del otro. Lo que nunca pensé fue que los perderíamos a ambos tan pronto. Precisamente del fallecimiento de Charly me enteré por Ñete. A él ya le era imposible asistir al duelo y al funeral. Tras el entierro fui a casa de Ñete y le dije ya descansa en paz. El fallecimiento de Charly le afectó mucho.

Y la vida continuó y meses después me volvió a golpear con la defunción de Ñete. Los dos amigos se reunían de nuevo, porque estoy seguro que andan juntos en un mundo mejor que este. Pero uno se queda aquí con esta sensación de vacío. Sensación magnificada en este terrible año de tantas pérdidas humanas y donde también ha fallecido mucha gente insigne de este pueblo. Y encima desde el primer día del año. Rememoro a Isabel Dorta, doña Araceli Morales, don Pedro Rofso, el amigo Jesús Delgado, que fue igualmente amigo de Charly y Ñete, y tanta gente más, conocidos o no, que han trascendido en estos tiempos de incertidumbre.

Se que son épocas donde dicen que debe abundar la paz, la alegría y un sinfín de cosas más. Debe ser que para el resto del año no sirven. Pero a mí me embarga la nostalgia de ver desaparecer a estas personas que tanto me han aportado. La suma de tantas personas han sido las que hicieron posible que este blog fructificara. Al igual que sigue fructificando gracias a las sumas de otras personas. Sumas como siempre de carácter en el símbolo de la tradición, las enseñanzas, anécdotas, vivencias… Ya saben que aquí el dinero no pinta nada. A mí las sumas que me gustan son otras, pues son las que me han dado y dan tantos villeros/as que han pasado por esta página. Y hay gente que no se olvidaré nunca porque me impongo así mismo el precepto de honrarlos en su memoria. Admito que estos párrafos me han puesto muy afligido. En este horrible año que ya parece que se apaga observo como también parece que se extinguen otras cosas que jamás deberían dejar de brillar. Desde personas que deberían ser inmortales hasta valores que debieran ser inmutables en el tiempo. Pero la vida es así. Nos da y nos quita. Y lo único que yo puedo esperar es volver a reunirme algún día con Charly, Ñete y muchísimas personas más.

Son tiempos oscuros que debemos intentar transformar en alegría y no quiero sumirme en tristezas que no me aportan nada pues la estima por estos dos amigos está muy por encima de los sentimientos acongojados. Sea hoy y siempre este recuerdo para dos amigos inolvidables. Allá donde estén, en esas moradas cósmicas donde hay otro pedacito de esta Villa de La Orotava.

Feliz Navidad para los dos y para todos los villeros/as que nos han precedido.

 

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Primera edición del texto: Diciembre de 2020.