Ser
de La Orotava.
Esta
es mi primera entrada en el blog como escrito propio y creo que lo mejor es
abrirlo hablando de nuestro pueblo que es la finalidad de este blog.
Ya
saben que de La Orotava
he escrito mucho. He preguntado numerosas veces para redactar muchos temas y he
escrito, desde mi humildad e ignorancia, de cuestiones y personajes de ésta
Villa. Admito que me falta tocar muchos temas, pero hay que ceñirse al tiempo disponible
y otras veces porque no soy la persona más adecuada para ello.
Saben
que por desgracia soy más villero de palabra que otra cosa pues los años fuera
y mis largas ausencias temporales me han hecho ser un villero que no ha podido
echar raíces en su pueblo. Por eso he aprendido a valorar mejor al municipio, a
su historia y a mucha de sus gentes. Yo no escribo de esas personas, aunque de
algunas tendría que haberlo hecho porque fueron grandes personas y grandes
viller@s, que tienen un apellido “ilustre” y del que todavía hay muchos
“ilustres” que les besan las manos en la actitud y creencia, más pelotera que
otra cosa, de que esas personas son las que forman y hacen eso que se llama la
esencia de La Orotava.
¡¡Ayy ilus@s!! Que equivocados están. Por su puesto tienen su lugar en la
historia de La Orotava. Pero
no solo ellos son La Orotava. Pero bueno no lo voy a dedicarme ni a preocuparme
de personas de mucho visón pero poco jamón. En mi primera entrada quiero dar mi
última opinión, por lo menos en este formato, sobre nuestra Orotava.
Primero
tengo que agradecer a todas las personas de la Villa que tengo en esto que se llama Facebook y
ahora Blog porque puedo afirmar que tengo aquí a viller@s de lujo. Muchas veces
cuando he estado en la distancia me han hecho sentir más cerca de casa y he
aprendido o me han refrescado la memoria con historias que yo desconocía o el
tiempo me había hecho olvidarlas. Pero he conocido también muchísima gente
especial y dentro de esa gente a personas muy especiales. Ya saben que yo no
soy muy prodigo en alabanzas a la actual juventud. Primero porque creo que el
desarraigo a favor del móvil y la Tablet ha sido brutal. Bueno brutal a todos
los niveles. Yo no se qué nos depara el futuro con el pensamiento de los
jóvenes de hoy. Y todo eso va haciéndose una mezcla anímica que unida a las
ausencias y a lo que se ve en la realidad no hagan sino que uno empiece como a
perder muchas veces la fe e ilusión por el pueblo. Y más cuando uno dice las
cosas claras. Ayer mismo me decían en un mensaje que en este pueblo la gente no
se caracteriza por decir las verdades y esa persona llevaba la razón. El
“besamanos” muchas veces ha sido mortal en la Villa. Cuando uno empieza a ver
las cosas que ve, como se ha tergiversado todo o como se pierden las
tradiciones anímicamente se empieza asfixiar. Y en esos momentos que ya el aire
no llega aparecen personas que te dan dos bofetones, te sacan del sopor y te
dan una mascarilla de oxigeno. Y a base de hablar, de ser buenas personas, de
bondad uno empieza de nuevo a respirar y a bombear sangre al corazón. Y eso me
ha pasado a mí. En donde ha habido momentos muy malos, y donde se han cruzado
personas, de la cuales tengo mucho que aprender de lo que es el amor al pueblo,
y me han sacado de ese sopor. Y es ahí en el momento que uno se da cuenta de
que no todo está perdido y de que aun quedan viller@s de verdad. Así que para
esa personas MUCHISIMAS GRACIAS.
Miren
villero no es ser una persona que va a las procesiones, que va a ver las
alfombras o que va a la Romería.
Eso son actos puntuales que no capacitan, a mi el primeo,
para ponernos el gran adjetivo de viller@. Ser villero es un sentimiento que va
mucho más allá de cualquier acto publico y de jolgorio. Es muy fácil ponerse el
traje de mago y pensar que ya se es villero por ello. La gente está muy
equivocada. Eso son fiestas, como por desgracia la mayoría, en el que
aprovechando una festividad histórica se inserta la gente sin sentimiento
alguno para simplemente pasar un buen rato. El ser villero es cualquier día del
año sentir la historia de sus calles, sus templos, su imaginería. La historia
de sus gentes. El ver en verano una puesta de sol desde el Puente o la estrada
al hospital de la Santísima
Trinidad, ahora por desgracia cerrado por una verja. El sentarse a estar un
rato a solas en lo alto del mausoleo del Jardín Victoria, el oír por las calles
de San Juan a la Banda de Cornetas y Tambores ensayar, el caminar por la
belleza y tranquilidad del Rincón. El subir al pico del Teide o ver las
estrellas desde el Llano de Ucanca… o simplemente a quedarte contemplando un
gato durmiendo en una ventana o sobre un tejado lleno de verodes. Además del
orgullo que a mi me da y lo digo con toda sinceridad de ir por la calle y
escuchar a las ranas croar, y a los gallos y mirlos cantando. Porque todavía,
incluso en pleno centro de La Orotava, se oyen gallos cantar. Ese es en
realidad el sentimiento villero. Cada u@ con sus matices. Porque no somos de
pensamiento único. Pero al final un mismo sentimiento. Que muchas veces llega a
ser tan fuerte que lo pagas con la salud como me pasó a mí un año que a un día
de empezar las fiestas inesperadamente tuve que salir de la
Villa. Al par de jornadas estaba fatal y
orinando sangre. Porque anímicamente a mi ser ser lo vapulearon. Y más cuando
tienes que irte un día antes de las fiestas para regresar dos días después.
Pero cuando yo veo que hay gente, que están en su derecho, pero no te llames
villero porque no estas a la altura, de que van a fiestas sin respeto alguno o
como decía la difunta Luisa la “canaria” que “van a la Romería y me da un escalofrío
ver como visten y denigran el traje de magos. Esas personas no quieren a su
pueblo”. Porque un villero con dos cojones o una villera con dos ovarios bien
puestos no rompen una seña de identidad de su pueblo. Mal endémico que se ha
ido insertando en la Villa
y no de ahora porque recuerdo hace ya años estar yo viendo una procesión del
Cristo a la Columna
y llegar impresentable, que encima es de aquí, y decir que el Puerto de la Cruz
tenia mejor imaginería y Semana Santa que La Orotava. Con todos mis respetos
para los portuenses eso no es ni será así ni en años luz. El tipejo salió por
patas porque casi nos lo comemos. Si te querías ir a Puerto a la discoteca no estés
con tanta bobería. Lárgate y punto. Recuerdo aquello como una de las cosas más
feas que un “villero”, y lo entrecomillo, ha dicho de La Orotava.
Miren
no quiero extenderme mucho. Lo último que les voy a decir después de haber
escrito tanto sobre tan diversos temas es que cuiden a su pueblo. No se dejen
llevar por los cantos de sirenas. Porque en este pueblo por desgracia como
decía don Francisco de Quevedo cuando criticaba a la Corte de Felipe IV “hay
muchos bachilleres por Toledo y licenciados por Salamanca”.
Defiendan
nuestra identidad propia. Mucha gente me dice y le causa cierta gracia que yo
considere que me insultan cuando me llaman chicharrero. Pues sí, me siento
insultado porque yo soy villero no chicharrero. El santacrucero en su sitio y
nosotros en el nuestro. Porque éste pueblo, como muy pocos en toda España,
tienen ADN y DNI propio. Cuando me preguntan qué es lo que nos diferencia de lo
demás yo siempre digo lo mismo. Para eso tiene que vivir en La Orotava porque yo no tengo
capacidad dialéctica para poder explicártelo. Lo que nos diferencia son las
pequeñas cosas y detalles que nos hacen incomparables y al mismo tiempo
grandes. Yo tenía una compañera de trabajo, ella es santacrucera, y todos los días
íbamos a desayunar juntos. Por la mañana siempre cojo el periódico para echarle
un vistazo en lo que nos preparan el desayuno. Y un día me preguntó por qué los
villeros siempre abríamos el periódico por las esquelas. Porque siempre se daba
cuenta de que yo seguía el mismo ritual y porque ella ya había trabajado con
gente de La Orotava
y le había pasado igual. La respuesta es fácil. Porque nosotros tenemos
sentimiento de pueblo y vecindad me lleva ya concientemente a querer saber si
ha muerto un vecino de la Villa. A
lo mejor otros abren por las paginas deportivas, sucesos o en la de contactos. Pues
para ella aquello era raro. Por eso digo que para comprender las peculiaridades
de éste pueblo tienes que vivir aquí. Y aun así si no eres villero te costará
asimilar muchas cosas. Los que somos viller@s estamos en la obligación, no
publica, pero sí moral, de mantener nuestras cosas. Desde el tejido comercial
del pueblo, las tradiciones, el
patrimonio histórico artístico, la historia, la cultura… y toda los elementos
diferenciadores que nos hace únicos. Y con esto no me estoy refiriendo a que
seamos un pueblo cerrado a los demás. Al contrario, el viller@ siempre ha sido
una persona muy receptiva hacia la gente de fuera. Además, que si no han
cambiado las estadísticas somos el pueblo más visitado de toda España. Y esos
que prácticamente industria hotelera a gran escala no tenemos. Afortunadamente tenemos en la Villa grupos y colectivos
que rescatan y mantienen nuestras tradiciones. Me dicen, y yo lo he notado ,
que se está perdiendo una tradición tan nuestra como es la de correr el
cacharro por la festividad de San Andrés y lo Divino por Navidad. Por favor
estos pequeños detalles que a la vez son grandes nunca se pierdan.
Y
como yo soy muy villero, o al menos a eso aspiro, no quería, y más en mi
primera entrada, dejar de hablar de la mujer villera. Y tras recientes
acontecimientos ahora más que nunca. Mujeres fantásticas. Muchas veces muy
fuertes de carácter pero de un corazón grandísimo. Pero a la vez mujeres de perfil
dulce y noble como los ángeles. Mujeres que a lo largo de la historia han
tenido que sacar a sus familias adelante muchas veces solas porque enviudaban
jóvenes o su marido había emigrado para darles un futuro mejor, o estaba
combatiendo en la guerra. Muchas mujeres sabias que en el ocaso de su vida se
pasaban el tiempo calando y oyendo la radio o junto con otras vecinas contando
historias del pasado. Hoy la mujer villera es distinta en algunos aspectos. Se
ha adaptado a los nuevos tiempos. Ha estudiado, se ha insertado en el mercado
laboral y es una mujer más independiente. Pero siguen manteniendo esa rica
herencia cultural y antropológica de sus madres y abuelas. Somos un pueblo de
bellas mujeres y lozanas jovencitas. Que gusto cuando uno se encuentra con una
villera 100 x 100. Como la mujer orotavense no ha hecho Dios una obra mayor que
esa. Son iguales que las más bellas ninfas y princesas del Jardín de las
Hespérides que jugaban con Ladón mientras custodiaban las manzanas de oro del
árbol regalo de la Madre Tierra.
Y hoy las legítimas descendientes de aquellas princesas mitológicas son
nuestras mujeres. Princesas de tal vez este trocito de la Atlántida que aun queda
en la superficie de nuestro Océano. Y no es por presumir. A la vista está la
divinidad de nuestras mujeres.
Tenemos
ya más de cinco siglos de historia en el que hemos sido ejemplo y referente en
muchas cosas. Pueblo de gente rica sí. Pero también de gente trabajadora que
nadie le regaló nada. Y gracias a ese esfuerzo, a nuestras singularidades y
nuestro carácter hoy somos lo que somos. Y que nadie venga a ponerse medallas. La Orotava la han puesto
arriba todos sus hij@s no ningún espabilad@.
Mi
última voluntad el día que muera es que me entierren pues parte mis ancestros
descansan en el cementerio de este pueblo. Y cuando saquen mis restos, que
ironías de la vida te los meten en una simple bolsa de basura, que derramen
dentro tierra de La Orotava. Porque
mi ultima aspiración es que mis huesos se mezclen con la tierra del lugar en
que nací. Yo les aseguro que no soy una persona de alto poder adquisitivo, ni
de grandes herencias que haya o vaya a recibir ni he sido nunca una persona
presuntuosa. Gente así nunca me ha gustado. Pero de lo que sí he presumido y me
he enorgullecido toda mi vida es de poder decir yo soy de la Villa de La Orotava.
Gracias
a Dios por haber nacido donde nací. Gracias a todas las personas que he
conocido a lo largo de mi vida en este pueblo, muchas de ellas ya fallecidas.
Gracias a todos los viller@s que me han aguantado, y a los que no, durante este
tiempo de escritos. Antes por Facebook ahora también aquí. Siempre he dicho que
son viller@s con el ejemplo del espíritu que nos caracteriza. No los voy a
nombrar a tod@s porque ustedes saben quienes son. Y el día que ustedes falten y
no haya gente con ese espíritu adiós a La Orotava. Seremos
simple y llanamente un pueblo más. Y por su puesto gracias a esa persona que ha
tenido la cabeza dura. A tod@s muchas gracias.
De
despedía quería buscar algo bonito y lo he encontrado.
Y
para despedirme, de la mucha literatura dedicada a La Orotava me voy a quedar
con un fragmento del libro “Nivaria Amable” del sacerdote salesiano don Antonio
Márquez, que hace ya muchos años estuvo en la Orotava . Dice así de
nuestro pueblo:
“¿La
muy noble y leal Villa?
Una
perla entre dos valvas:
el
murallón de Santa Ursula
y
el macizo de Tigaiga.
Racimo
de privilegios
naturales,
La Orotava.
Un
rinconcito de cielo
Perdido
en las Siete Gracias.
Constelación
de bellezas,
Surtidor
de mil colores
Que
hechizan la mirada.
Cielo
brumoso o azul nítido,
altas
y pinas montañas
y,
entre un verdor encendido,
unas
casitas muy blancas,
ya
en el llano, junto al mar,
o
trepando por las rampas
con
sed ardida de altura,
de
aire limpio, de luz alba.
Besa
sus pies de matrona
de
Atlante la linfa clara
y
adornan sus sienes tersas
las
rojas flores de Pascua.
Para
ponerse sus joyas
y
contemplarse la cara
albercas
tienen sus campos,
espejos
bruñidos de agua.
Le
ofrecen su dulce sombra
los
pinos, las araucarias
y
las esbeltas palmeras
de
melena verde y lacia.
El
Teide se enorgullece
De
su hija privilegiada
Y
esta le besa y le abraza
Arrodillada
a sus plantas.
No
pudo el mencey Bencomo
sospechar
belleza tanta,
que
emergería, tras los siglos,
de
su tierra idolatrada.
¡La Orotava , maravilla
de
las Islas Afortunadas!
¡Bella
sede de los Campos
Elíseos,
La Orotava !
Saludos
para tod@s y viva la muy Noble y Leal Villa de La Orotava.
© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto:
Febrero de 2017.