Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Ser de La Orotava.


Ser de La Orotava.
Esta es mi primera entrada en el blog como escrito propio y creo que lo mejor es abrirlo hablando de nuestro pueblo que es la finalidad de este blog.
Ya saben que de La Orotava he escrito mucho. He preguntado numerosas veces para redactar muchos temas y he escrito, desde mi humildad e ignorancia, de cuestiones y personajes de ésta Villa. Admito que me falta tocar muchos temas, pero hay que ceñirse al tiempo disponible y otras veces porque no soy la persona más adecuada para ello.
Saben que por desgracia soy más villero de palabra que otra cosa pues los años fuera y mis largas ausencias temporales me han hecho ser un villero que no ha podido echar raíces en su pueblo. Por eso he aprendido a valorar mejor al municipio, a su historia y a mucha de sus gentes. Yo no escribo de esas personas, aunque de algunas tendría que haberlo hecho porque fueron grandes personas y grandes viller@s, que tienen un apellido “ilustre” y del que todavía hay muchos “ilustres” que les besan las manos en la actitud y creencia, más pelotera que otra cosa, de que esas personas son las que forman y hacen eso que se llama la esencia de La Orotava. ¡¡Ayy ilus@s!! Que equivocados están. Por su puesto tienen su lugar en la historia de La Orotava. Pero no solo ellos son La Orotava. Pero bueno no lo voy a dedicarme ni a preocuparme de personas de mucho visón pero poco jamón. En mi primera entrada quiero dar mi última opinión, por lo menos en este formato, sobre nuestra Orotava.
Primero tengo que agradecer a todas las personas de la Villa que tengo en esto que se llama Facebook y ahora Blog porque puedo afirmar que tengo aquí a viller@s de lujo. Muchas veces cuando he estado en la distancia me han hecho sentir más cerca de casa y he aprendido o me han refrescado la memoria con historias que yo desconocía o el tiempo me había hecho olvidarlas. Pero he conocido también muchísima gente especial y dentro de esa gente a personas muy especiales. Ya saben que yo no soy muy prodigo en alabanzas a la actual juventud. Primero porque creo que el desarraigo a favor del móvil y la Tablet ha sido brutal. Bueno brutal a todos los niveles. Yo no se qué nos depara el futuro con el pensamiento de los jóvenes de hoy. Y todo eso va haciéndose una mezcla anímica que unida a las ausencias y a lo que se ve en la realidad no hagan sino que uno empiece como a perder muchas veces la fe e ilusión por el pueblo. Y más cuando uno dice las cosas claras. Ayer mismo me decían en un mensaje que en este pueblo la gente no se caracteriza por decir las verdades y esa persona llevaba la razón. El “besamanos” muchas veces ha sido mortal en la Villa. Cuando uno empieza a ver las cosas que ve, como se ha tergiversado todo o como se pierden las tradiciones anímicamente se empieza asfixiar. Y en esos momentos que ya el aire no llega aparecen personas que te dan dos bofetones, te sacan del sopor y te dan una mascarilla de oxigeno. Y a base de hablar, de ser buenas personas, de bondad uno empieza de nuevo a respirar y a bombear sangre al corazón. Y eso me ha pasado a mí. En donde ha habido momentos muy malos, y donde se han cruzado personas, de la cuales tengo mucho que aprender de lo que es el amor al pueblo, y me han sacado de ese sopor. Y es ahí en el momento que uno se da cuenta de que no todo está perdido y de que aun quedan viller@s de verdad. Así que para esa personas MUCHISIMAS GRACIAS.
Miren villero no es ser una persona que va a las procesiones, que va a ver las alfombras o que va a la Romería. Eso son actos puntuales que no capacitan, a mi el primeo, para ponernos el gran adjetivo de viller@. Ser villero es un sentimiento que va mucho más allá de cualquier acto publico y de jolgorio. Es muy fácil ponerse el traje de mago y pensar que ya se es villero por ello. La gente está muy equivocada. Eso son fiestas, como por desgracia la mayoría, en el que aprovechando una festividad histórica se inserta la gente sin sentimiento alguno para simplemente pasar un buen rato. El ser villero es cualquier día del año sentir la historia de sus calles, sus templos, su imaginería. La historia de sus gentes. El ver en verano una puesta de sol desde el Puente o la estrada al hospital de la Santísima Trinidad, ahora por desgracia cerrado por una verja. El sentarse a estar un rato a solas en lo alto del mausoleo del Jardín Victoria, el oír por las calles de San Juan a la Banda de Cornetas y Tambores ensayar, el caminar por la belleza y tranquilidad del Rincón. El subir al pico del Teide o ver las estrellas desde el Llano de Ucanca… o simplemente a quedarte contemplando un gato durmiendo en una ventana o sobre un tejado lleno de verodes. Además del orgullo que a mi me da y lo digo con toda sinceridad de ir por la calle y escuchar a las ranas croar, y a los gallos y mirlos cantando. Porque todavía, incluso en pleno centro de La Orotava, se oyen gallos cantar. Ese es en realidad el sentimiento villero. Cada u@ con sus matices. Porque no somos de pensamiento único. Pero al final un mismo sentimiento. Que muchas veces llega a ser tan fuerte que lo pagas con la salud como me pasó a mí un año que a un día de empezar las fiestas inesperadamente tuve que salir de la Villa. Al par de jornadas estaba fatal y orinando sangre. Porque anímicamente a mi ser ser lo vapulearon. Y más cuando tienes que irte un día antes de las fiestas para regresar dos días después. Pero cuando yo veo que hay gente, que están en su derecho, pero no te llames villero porque no estas a la altura, de que van a fiestas sin respeto alguno o como decía la difunta Luisa la “canaria” que “van a la Romería y me da un escalofrío ver como visten y denigran el traje de magos. Esas personas no quieren a su pueblo”. Porque un villero con dos cojones o una villera con dos ovarios bien puestos no rompen una seña de identidad de su pueblo. Mal endémico que se ha ido insertando en la Villa y no de ahora porque recuerdo hace ya años estar yo viendo una procesión del Cristo a la Columna y llegar impresentable, que encima es de aquí, y decir que el Puerto de la Cruz tenia mejor imaginería y Semana Santa que La Orotava. Con todos mis respetos para los portuenses eso no es ni será así ni en años luz. El tipejo salió por patas porque casi nos lo comemos. Si te querías ir a Puerto a la discoteca no estés con tanta bobería. Lárgate y punto. Recuerdo aquello como una de las cosas más feas que un “villero”, y lo entrecomillo, ha dicho de La Orotava.
Miren no quiero extenderme mucho. Lo último que les voy a decir después de haber escrito tanto sobre tan diversos temas es que cuiden a su pueblo. No se dejen llevar por los cantos de sirenas. Porque en este pueblo por desgracia como decía don Francisco de Quevedo cuando criticaba a la Corte de Felipe IV “hay muchos bachilleres por Toledo y licenciados por Salamanca”.
Defiendan nuestra identidad propia. Mucha gente me dice y le causa cierta gracia que yo considere que me insultan cuando me llaman chicharrero. Pues sí, me siento insultado porque yo soy villero no chicharrero. El santacrucero en su sitio y nosotros en el nuestro. Porque éste pueblo, como muy pocos en toda España, tienen ADN y DNI propio. Cuando me preguntan qué es lo que nos diferencia de lo demás yo siempre digo lo mismo. Para eso tiene que vivir en La Orotava porque yo no tengo capacidad dialéctica para poder explicártelo. Lo que nos diferencia son las pequeñas cosas y detalles que nos hacen incomparables y al mismo tiempo grandes. Yo tenía una compañera de trabajo, ella es santacrucera, y todos los días íbamos a desayunar juntos. Por la mañana siempre cojo el periódico para echarle un vistazo en lo que nos preparan el desayuno. Y un día me preguntó por qué los villeros siempre abríamos el periódico por las esquelas. Porque siempre se daba cuenta de que yo seguía el mismo ritual y porque ella ya había trabajado con gente de La Orotava y le había pasado igual. La respuesta es fácil. Porque nosotros tenemos sentimiento de pueblo y vecindad me lleva ya concientemente a querer saber si ha muerto un vecino de la Villa. A lo mejor otros abren por las paginas deportivas, sucesos o en la de contactos. Pues para ella aquello era raro. Por eso digo que para comprender las peculiaridades de éste pueblo tienes que vivir aquí. Y aun así si no eres villero te costará asimilar muchas cosas. Los que somos viller@s estamos en la obligación, no publica, pero sí moral, de mantener nuestras cosas. Desde el tejido comercial del  pueblo, las tradiciones, el patrimonio histórico artístico, la historia, la cultura… y toda los elementos diferenciadores que nos hace únicos. Y con esto no me estoy refiriendo a que seamos un pueblo cerrado a los demás. Al contrario, el viller@ siempre ha sido una persona muy receptiva hacia la gente de fuera. Además, que si no han cambiado las estadísticas somos el pueblo más visitado de toda España. Y esos que prácticamente industria hotelera a gran escala no tenemos.  Afortunadamente tenemos en la Villa grupos y colectivos que rescatan y mantienen nuestras tradiciones. Me dicen, y yo lo he notado , que se está perdiendo una tradición tan nuestra como es la de correr el cacharro por la festividad de San Andrés y lo Divino por Navidad. Por favor estos pequeños detalles que a la vez son grandes nunca se pierdan.
Y como yo soy muy villero, o al menos a eso aspiro, no quería, y más en mi primera entrada, dejar de hablar de la mujer villera. Y tras recientes acontecimientos ahora más que nunca. Mujeres fantásticas. Muchas veces muy fuertes de carácter pero de un corazón grandísimo. Pero a la vez mujeres de perfil dulce y noble como los ángeles. Mujeres que a lo largo de la historia han tenido que sacar a sus familias adelante muchas veces solas porque enviudaban jóvenes o su marido había emigrado para darles un futuro mejor, o estaba combatiendo en la guerra. Muchas mujeres sabias que en el ocaso de su vida se pasaban el tiempo calando y oyendo la radio o junto con otras vecinas contando historias del pasado. Hoy la mujer villera es distinta en algunos aspectos. Se ha adaptado a los nuevos tiempos. Ha estudiado, se ha insertado en el mercado laboral y es una mujer más independiente. Pero siguen manteniendo esa rica herencia cultural y antropológica de sus madres y abuelas. Somos un pueblo de bellas mujeres y lozanas jovencitas. Que gusto cuando uno se encuentra con una villera 100 x 100. Como la mujer orotavense no ha hecho Dios una obra mayor que esa. Son iguales que las más bellas ninfas y princesas del Jardín de las Hespérides que jugaban con Ladón mientras custodiaban las manzanas de oro del árbol regalo de la Madre Tierra. Y hoy las legítimas descendientes de aquellas princesas mitológicas son nuestras mujeres. Princesas de tal vez este trocito de la Atlántida que aun queda en la superficie de nuestro Océano. Y no es por presumir. A la vista está la divinidad de nuestras mujeres.
Tenemos ya más de cinco siglos de historia en el que hemos sido ejemplo y referente en muchas cosas. Pueblo de gente rica sí. Pero también de gente trabajadora que nadie le regaló nada. Y gracias a ese esfuerzo, a nuestras singularidades y nuestro carácter hoy somos lo que somos. Y que nadie venga a ponerse medallas. La Orotava la han puesto arriba todos sus hij@s no ningún espabilad@.
Mi última voluntad el día que muera es que me entierren pues parte mis ancestros descansan en el cementerio de este pueblo. Y cuando saquen mis restos, que ironías de la vida te los meten en una simple bolsa de basura, que derramen dentro tierra de La Orotava. Porque mi ultima aspiración es que mis huesos se mezclen con la tierra del lugar en que nací. Yo les aseguro que no soy una persona de alto poder adquisitivo, ni de grandes herencias que haya o vaya a recibir ni he sido nunca una persona presuntuosa. Gente así nunca me ha gustado. Pero de lo que sí he presumido y me he enorgullecido toda mi vida es de poder decir yo soy de la Villa de La Orotava.
Gracias a Dios por haber nacido donde nací. Gracias a todas las personas que he conocido a lo largo de mi vida en este pueblo, muchas de ellas ya fallecidas. Gracias a todos los viller@s que me han aguantado, y a los que no, durante este tiempo de escritos. Antes por Facebook ahora también aquí. Siempre he dicho que son viller@s con el ejemplo del espíritu que nos caracteriza. No los voy a nombrar a tod@s porque ustedes saben quienes son. Y el día que ustedes falten y no haya gente con ese espíritu adiós a La Orotava. Seremos simple y llanamente un pueblo más. Y por su puesto gracias a esa persona que ha tenido la cabeza dura. A tod@s muchas gracias.
De despedía quería buscar algo bonito y lo he encontrado.
Y para despedirme, de la mucha literatura dedicada a La Orotava me voy a quedar con un fragmento del libro “Nivaria Amable” del sacerdote salesiano don Antonio Márquez, que hace ya muchos años estuvo en la Orotava. Dice así de nuestro pueblo:
“¿La muy noble y leal Villa?
Una perla entre dos valvas:
el murallón de Santa Ursula
y el macizo de Tigaiga.
Racimo de privilegios
naturales, La Orotava.
Un rinconcito de cielo
Perdido en las Siete Gracias.
Constelación de bellezas,
La Villa de La Orotava.
Surtidor de mil colores
Que hechizan la mirada.
Cielo brumoso o azul nítido,
altas y pinas montañas
y, entre un verdor encendido,
unas casitas muy blancas,
ya en el llano, junto al mar,
o trepando por las rampas
con sed ardida de altura,
de aire limpio, de luz alba.
Besa sus pies de matrona
de Atlante la linfa clara
y adornan sus sienes tersas
las rojas flores de Pascua.
Para ponerse sus joyas
y contemplarse la cara
albercas tienen sus campos,
espejos bruñidos de agua.
Le ofrecen su dulce sombra
los pinos, las araucarias
y las esbeltas palmeras
de melena verde y lacia.
El Teide se enorgullece
De su hija privilegiada
Y esta le besa y le abraza
Arrodillada a sus plantas.
No pudo el mencey Bencomo
sospechar belleza tanta,
que emergería, tras los siglos,
de su tierra idolatrada.
¡La Orotava, maravilla
de las Islas Afortunadas!
¡Bella sede de los Campos
Elíseos, La Orotava!

Saludos para tod@s y viva la muy Noble y Leal Villa de La Orotava.

© 2017 Francisco García.
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Primera edición del texto: Febrero de 2017.