Recientemente el Colectivo Cultural la Escalera ha celebrado sus bodas de plata. No de la forma más adecuada ante esta vorágine pandémica que vivimos, pero siempre con el inquebrantable compromiso de mantenerse en la brega. Esta siendo el fatídico año 2020 un tiempo de muchos proyectos congelados o modificados y el Colectivo no ha sido ajeno a ello.
Parte de los componentes del Colectivo Cultural la Escalera en una de sus actividades en la calle. Día de Canarias año 2019. Imagen: © Paco García 2019. |
Me permito hoy escribir estas humildes palabras hacia el Colectivo Cultural la Escalera por este 25º aniversario. Una de las frases en las que yo incido más en este blog, y en la vida misma, es que a los pueblos los forma su gente. Buen ejemplo de ello es sin lugar a dudas los hombres y mujeres que forman dicho Colectivo. Personas que en lo individual y en lo fusionado reman al unísono y en igual dirección en un amor a la tierra y a la patria villera. Gentes que a lo largo de este cuarto de siglo han fructificado sus sentimientos, sus inquietudes, cultura, anhelos... en bregar por aquello que nos define cómo pueblo. A unos los conozco más, a otros menos, pero de manera inequívoca expreso que son personas que les mueve el sentimiento por toda esa cosmogonía llámese villera o canaria. Han sido ello/as los que en estos años han mantenido muchas tradiciones, recuperado otras y fomentado innumerables virtudes que posiblemente hubieran desaparecido. Y todo ello sin esperar nada a cambio. Gentes sencillas, gentes del pueblo que hacen pueblo. Y eso lo comprobamos en los actos que celebran o charlando con ellos. Y cuando una persona, a nivel individual y colectivo, tiene el marchamo de la autenticidad podemos afirmar con total rotundidad que ahí existe una consolidada raigambre del pueblo.
Durante los últimos años, mucho antes de que yo creara este blog, ya venía siguiendo el trabajo del Colectivo Cultural la Escalera. Ya sabe usted mi querido lector/a que no me junto con nadie y así estoy a bien con todos. Ni siquiera esto es un artículo por quedar bien. Esto son unas palabras que yo quiero dejar en el éter inmortal de la Red dirigidas hacia unas personas que a mi me han demostrado un amor por La Orotava que ya lo quisiéramos muchos villeros. Indistintamente de que yo pueda tener unas ideas, el otro otras y la otra ni lo uno ni lo otro. Gente de valía y honor como así lo han demostrado en las dos ediciones de Entre Molinos. Gente consciente del valor de nuestro pasado cuando han recuperado infinidad de fotografías plasmadas en sus libros Entre Álbumes y Gavetas. Personas que se niegan a que nuestras tradiciones infantiles desaparezcan ante esta pujante Edad Tecnotrónica que vivimos donde el 5 G parece que es la panacea. Posiblemente las dos jornadas más bonitas que vivan los niños villeros sean el 5 de enero en San Juan y la Cabalgata y el 30 de mayo en la plaza del Quiosco con el Taller de Juegos Infantiles que organizan. Yo, junto a cientos, de personas los he acompañado en esa bonita estridencia metálica corriendo el cacharro, de principio a fin, por la víspera de San Andrés. Que si no hubiera sido por ellos esta tradición no hubiera sobrevivido al entrar en este siglo XXI. Los hemos visto defender nuestro folclore en romerías, bailes de magos y en bonitas jornadas de recuperación y difusión histórica como las de hace dos años con las danzas y cintas. E igualmente los hemos visto en el mayor de los jolgorios carnavaleros defendiendo un carnaval que no es ese tan dañino del todo vale. Aquel del desenfreno que sobrepasa las fronteras del libertinaje. Por eso el baile de Piñata de La Orotava es un ejemplo del buen hacer. Los vemos en su barrio donde tienen la sede recuperando festividades y apoyando a las existentes. Y siempre, porque se lo han ganado a pulso, siendo escuchada su palabra, porque es la palabra del pueblo y la coherencia. Patriotas de La Orotava que laman las cosas por su nombre abriendo y fomentando debate allá donde la desidia y el inmovilismo quieren instalarse. En los últimos años su voz sobre cómo deben ser las cosas ha sido una mascarilla para oxigenar lo que está anquilosado.
Lo que yo, como villero y como blogger, he vivido gracias al Colectivo Cultural la Escalera, son jornadas para el recuerdo. De esas emociones que se graban a fuego en nuestros corazones y que traspasaran con nosotros los umbrales de la muerte. De esos sentimientos, recueros, vivencias que se fusionan con nuestros sentimientos en la patria de nuestros ancestros y que insuflan en nuestros corazones de forma flamígera el inmenso orgullo de ser villeros. Igualmente quiero aprovechar estas líneas para expresar públicamente mi agradecimiento hacia el Colectivo pues siempre hacia mi persona han tenido una gran deferencia con un traro cordial y permitiéndome en todo momento poder recopilar imágenes para este blog y mis archivos personales.
Se que con ellos la continuidad en todo lo que nos define cómo pueblo está asegurada como así lo marca en imperativo de nuestra historia. Han pasado un cuarto de siglo, pero les queda mucha guerra que dar y mucha Orotava y Canarias para enseñorear. Me siento profundamente agradecido a este grupo de personas. Siempre he sostenido que son una bendición para esta villa y que sin ellos nada seria igual. Y nosotros debemos de ver al Colectivo Cultural la Escalera como garantes de las buenas y arcaicas usanzas. Solo soy un minúsculo átomo dentro de este universo llamado La Orotava que tantas peculiaridades tiene en su idiosincrasia. Pero lo que no haré nunca, pues ni la justicia ni aun más el propio honor me lo permiten, es no reconocer la loable labor de estas personas.
No me quiero despedir sin unas palabras de ánimo para sus miembros por este agridulce aniversario. Sé que son momentos duros y de incertidumbre ante las nuevas medidas que se aprueban en el momento de escribir esto (decreto del Estado de Alarma hasta el 1 de mayo de 2021). Somos conscientes de que la mitad de las festividades del próximo año van a seguir suspendidas. ¿Hasta dónde se suspenderán celebraciones? Eso es una incógnita y es mejor no pensarlo porque ahora las luchas son otras. Pero de igual manera debemos hacer una profunda reflexión personal e introspección a nivel comunitario y convenir sacar una enseñanza. Y esa enseñanza, tal vez incluso de niveles misteriosos y exotéricos, no es otra que es estos inciertos tiempos nos damos cuenta de que no sabemos lo qué tenemos hasta que lo perdemos. Y en eso entra el conservar y defender todo lo que conserva y defiende el Colectivo. Que estas horas inciertas donde parece que nos retiramos a nuestros cuarteles de invierno a velar armas sean para meditar el valor de lo que nos identifica. Para poder volver con más fuerza, nuevos proyectos e ideas. Tal vez el año que viene sea un 26 aniversario con sabor a 25. O un más tarde aún 27 con sabor a 25. Da igual. Se volverá. Todos volveremos. Tal vez esto sea un camino iniciático para entrar en un mundo que ya nada tendrá que ver con el que conocimos. Pero hay valores y tradiciones en el tiempo que debemos conservar como así lo idealizan los hombres y mujeres de esta asociación. Pues cuando todo cae es cuando aparecen esos sólidos eslabones que forman el engranaje de aquello que hace grandes a los pueblos. Que los compacta y los enorgullece de su acervo cultural.
Felicidades por estos 25 años plagados de éxitos y reconocimientos, fruto de mucho tesón y esfuerzo. Son un orgullo para la Villa de La Orotava.
Un abrazo.
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