Hoy traigo una foto (y con ella me da para una entrada en el blog) que ni siquiera fue realizada en La Orotava.
El señor Alberto García, en Fotos Antiguas de Tenerife compartió esta imagen de su colección aportando los datos que fue hecha en el municipio vecino de Los Realejos estimándose entre 1985-1990 por parte de Renate Muller.
Me pareció una fotografía bonita por el fuerte contexto que tiene, y más en estos tiempos, a nuestro sector primario. No me hace falta ver mucho la foto para saber que esto fue o cogiendo papas o en una vendimia. Todo esto lo he vivido yo desde niño. A mí no me va a venir a contar nadie sobre estos temas. Aunque bien es cierto que los tiempos han cambiado y estas imágenes de nuestros campos ya van desapareciendo. Que haya traído este artículo ahora, en pleno época de cosecha de papas, no es casualidad.
Ya de esto escribí hace tiempo en un artículo titulado Tiempos de siembra y otro de hace unos meses Defendamos lo nuestro. Si tienen a bien leerlos los remito a los mismos pinchando sobre sus títulos.
Así que para no ser repetitivo sólo voy a transpolar a este nuevo escrito un fragmento que escribí en su momento y decía así:
«…Hombres cavando y las mujeres y niños recogiéndolas en cubos o cestas para luego ensacarlas. ¿Recuerdan aquellos sacos de 75 kilos? Hoy en día ya ni legales son.
Cuento aquí la anécdota que a los terrenos de mis abuelos iba un señor, creo que se llamaba Miguel y si no me equivoco aún es vivo. Debe de estar cercano al siglo de vida. Y venía aquel hombre con su azada listo para el "pegue" como se decía, pues la mañana es la que luce. Nosotros dábamos desayuno y almuerzo. Y él no quería nada de eso (más abajo contaré cuando llegaba la hora del almuerzo). Pedía expresamente una garrafa de dos litros de vino tinto, mis abuelos también eran bodegueros, y dos tabletas de chocolate la Candelaria. Y él con eso tenía combustible para toda la jornada. Cavaba papas a una velocidad y un saber dónde tenía que dar el golpe que no estropeaba ni una. Era una cosa muy curiosa. Ni que decir que siempre acompañado de sombrero y el Kruger en la boca. El arquetipo perfecto de agricultor canario de épocas pasadas.
Igualmente recuerdo, lástima que no me quedara con la letra, que las mujeres de más edad solían cantar canciones mientras recogían las papas. Yo creo que cantaban algunas endechas antiguas que a saber si han llegado hasta nuestros días…»
¿De la foto qué decir?
Aquí inserto otra parte, que no está en los escritos de hace tiempo sobre el señor Miguel, pues él lo que pedía era su vino y chocolate. Es costumbre, como se ve en la foto, de que la cosecha se probara el mismo día a la hora del almuerzo. Aunque muchas veces se llevaban papar para guisar allí, porque las recién cogidas estaban tiernas.
Allí se llevaba de todo (más vale que sobrase a que faltase) y cuando se paraba para el almuerzo a Miguel se le convidaba a sentarse y comer, pero no era mucho de eso. Y con cierta timidez decía bueno dame dos papas y un poquito de pescado (o lo que hubiera). Y en lo que los demás comían él soltaba sus chascarrillos e historietas. La verdad que a este señor lo recuerdo con mucho respeto y simpatía.
Personalmente, y ya con la perspectiva que dan los años, prefiero ir a comer ahí que a un restaurante cinco estrellas (o las qué sea el máximo) sobre ese suelo y mantel se hacía más vecindad, pueblo y raza que en ningún otro lado.
Con esos manjares de la cocina canaria preparado por hacendosas manos rurales, que eran conocedoras del campo y de las labores del hogar. Todo ello regado con buen vino y mejores charlas y anécdotas.
¿Qué queda ya de todo aquello? Prácticamente nada, pues los campos se han abandonado. Y que nadie se lleve a engaño. No hay relevo generacional en un trabajo mal visto y peor pagado (tristemente). Buena muestra de ello son las protestas de esos últimos valientes del sector agrícola y ganadero que en toda Europa se están manifestando. Nos olvidamos que si el campo no produce la ciudad no come. Y esto es lo qué hay.
En fin…
Saludos y buenas cosechas para los que aún siembran.
Epílogo.
Inesperadamente por medio del canal de TikTok de este blog esta publicación se viralizó. Me ha resultado curioso, no niego que con cierto punto de felicidad, el ver cómo la gente que vivió lo que trasmite la fotografía recuerda aquella época con cariño.
Una vez más se repite la tónica en la que estoy puntualizando desde hace mucho, antes eran tiempos más duros, pero mejores en otros aspectos.
Transcribo algunos de los comentarios hechos. Aunque he de reconocer que en algunos no estoy de acuerdo en su totalidad. Pero eso ya llevaría a otras reflexiones y escritos.
Tortu
Q pena q desaparezcan nuestras tradiciones !!.. 😢
Delya
Trabajo y dedicación aprendida de padres a hijos e hijas y ahora tocan los niet@s, 21 19 y 9 años, enseñar amar la tierra.
Fabiola
Por favor no permitamos q todo se olvide 🙏🙏🙏
Perro
Ese trabajo fue para los hombres y mujeres que fueron los que levantaron las islas. Ahora los jóvenes son alérgicos a esa clase de trabajo.
Arturo
Mi infancia fue así, y la verdad, que aunque fue una infancia dura, fui muy feliz y se echa de menos.
Shao
Tienen razón, yo con mis abuelas y tíos comimos así cuando íbamos a coger papas.
Lourdes
También utilizábamos como platos hojas de col.
User
Que grande yo lo viví.
Leire
Ay que recuerdos 😞
José
Esa infancia fue hermosa, lastima de que dejemos perder esto, nuestras raíces y costumbres, la pena es que como padre falle por no inculcarles esto a mis hijos, siempre tengo esa espina clavada.
Rosa
Que divertido era todo esto. Ya no queda nada. Que pena.