Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

viernes, 17 de noviembre de 2017

El bar de Reinaldo.

Si yo pudiera viajar al pasado quisiera visitar La Orotava en varias épocas y muchos lugares. Conocer a gente que no llegué a conocer y reencontrarme con otras. De igual manera ese viaje me gustaría hacerlo portando cámara de foto y vídeo. Y uno de los lugares de obligada visita sería el bar de Reinaldo.
Este es uno de los escritos que tenía en mente desde que este blog inició su andadura a finales de Enero. Si lo he demorado no fue por otra cosa de que no he podido conseguir una foto del difunto Reinaldo. He preguntado, he buscado, pero el resultado ha sido infructuoso. La imagen de este escrito es de mi autoría hecha unas semanas antes de las fiestas. No tiene la misma fuerza visual que una imagen del protagonista, pero es lo que hay.
Recuerdo el bar de Reinaldo con mucho cariño. No porque fuera cliente del mismo, nunca he sido persona de bares, sino porque Reinaldo era amistad de toda la vida. En aquella época ya tan lejana de la niñez lo único que entraba era para comprar los helados que vienen en un vasito con una cucharita de plástico, de esos siguen viniendo, porque en esos tiempos Reinaldo los tenía. Recuerdo que a 25 pesetas. Solía comprarlo antes de entrar a clase, porque en mi época éramos de ir a clase también por la tarde. A la mente se me viene aquel bar todo en madera con su aspecto decimonónico y sus típicos parroquianos. Recuerdo entre ellos a Placido, Manolo, Salvador, Amílcar, Roberto… y seguramente se me queda gente en el olvido. Un bar situado en una zona privilegiada de La Orotava como es la calle Calvario y llena de historia. Calle que hoy se debate en una lucha arquitectónica entre antiguas casas y edificios de nueva construcción. El bar de Reinaldo se situaba en una casa a su vez colmada de historia. Lugar que fue, si no me equivoco, posada, pensión, almacén, taller, bar e incluso pequeña escuela. La típica residencia señorial de antaño. Vivienda en la planta superior y planta baja enfocados para el negocio. Una casa fabulosa que en la actualidad está en venta. En definitiva, un lugar que rebosa historia. Por eso me gustaría viajar en el tiempo y poder y grabar a personas como Reinaldo. Lo recuerdo siempre con aquella sonrisa en los labios y cuerpo delgado. Un hombre tranquilo que destacaba por su amabilidad para con todos. Muy generoso, siempre echaba una mano en lo que se pudiera. En el tiempo que llevo buscando una imagen de él todo el mundo me ha dicho lo mismo. Lo gran persona que era. Yo lo recuerdo así porque como digo era persona conocida en mi entorno. Falleció hará unos 25 años, no recuerdo bien si a la edad de 71 años. Ya en esa época estaba yo algo desconectado de la Villa y escribo con recuerdos no con datos.
Pero quería hacer este pequeño recordatorio para Reinaldo y que no se olvide. Que las nuevas generaciones conozcan que allí hubo un bar al estilo de otra época. Mucha gente pasa a diario por delante de esa casa e ignora este hecho. Sí es cierto que hace unos años por las fiestas de La Orotava unos chicos cogían el bar y lo adecuaban para esas fechas, pero ya tampoco se hace. Personalmente me encantaría volver a entrar al lugar y evocar recuerdos. Ver de nuevo a muchos villeros que allí paraban a tomar su refrigerio o a sus parroquianos en sus banales tertulias. Mucha de esa gente hace años que están fallecidos. Y poder volver a hablar con Reinaldo. Por eso comentaba que en ese viaje en el tiempo me gustaría llevar conmigo cámara de foto y vídeo. Para sentarme a la mesa con Reinaldo y dejar testimonio gráfico y fílmico de esta gran persona. En estas semanas pasadas alguien se extrañaba del por qué un escrito para él. Pues Reinaldo fue persona discreta que toda su vida atendió su negocio y que tampoco era de esos personajes populares. Mi respuesta fue directa y sencilla: porque esto no va en base al nivel de popularidad, apellido o fortuna. Esto va de villeros. Y no recordar a un villero como Reinaldo me parecía injusto.
Sea pues este recuerdo hoy para Reinaldo, que si no me equivoco se apellidaba Lima. No debemos olvidar nunca nuestra historia. Yo sé qué no voy a viajar en el tiempo, que no podré hacer esa entrevista ni lograré volver a comprar un vasito de helado en el bar de Reinaldo. Pero lo que sí sé, es que puedo en el ahora que vivo, hacer este pequeño homenaje que queda aquí escrito. Quisiera añadir más pero el tiempo y la memoria muchas veces no se llevan bien.
Allá dónde esté Reinaldo le envío un fuerte abrazo.


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PRIMERA EDICIÓN DEL TEXTO: NOVIEMBRE DE 2017




La imagen está retocada informáticamente para buscar este efecto de viveza en los colores. Por cambiar un poco el estilo de foto que suelo publicar. Lo escribo porque aquí no gusta de engañar a nadie.