Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

jueves, 9 de julio de 2020

La celebración de las Fiestas de San Isidro del año 1855.

Aún resuenan los ecos de estas Fiestas del año 2020 que ni fueron fiestas ni fueron nada. Simple y llanamente porque no existieron por culpa del Covid 19. El que con pandemia o sin ella siempre anda difundiendo sus extensos conocimientos villeros es el amigo José Rodríguez Maza. Hace unos días nuevamente me sorprendía dando a conocer un bonito artículo sobre las Fiestas de San Isidro del año 1855 realizado por el periódico El Eco del Comercio. 

Primera pagina referida a nuestras Fiestas.
Comprenderán ahora el por qué volqué el texto a un Word para subirlo al blog.
El hacer una reducción de una pagina de periódico a un DIN A4
 conlleva comprimir tanto el texto que solo quién tenga una privilegiada vista podrá leer.

 
Este medio impreso fue la continuación de la publicación "El Comercio". Constituyó uno de los periódicos de más larga vida en Canarias, y lo dirigieron, en sus distintas épocas, José Desiré Dugour, Rafael Calzadilla, José B. Lentini, Ildefonso Llorente y Fernández y Miguel Villalva Hervás. Cesó de publicarse por orden gubernativa en octubre de 1869, sucediéndole la Voz del Teide.

Se publicaba ocho veces al mes pudiéndose subscribir en la imprenta de dicho periódico, en las Administraciones de Correos de la Provincia, en La Habana casa de D. Manuel Cabezola calle de O´Beilly num. 36 y en Matanzas en la de D. Domingo Hernández Valladares. Suscripciones ¿3 céntimos al mes? Lo del precio de la suscripción lo pongo en interrogante porque no estoy seguro. Provincia, E. Peninsular, Ultramar y Extranjero ¿20 céntimos? por trimestre. Por tanto, era un periódico de tirada mundial mediante subscripción pues en el contexto histórico de la época se anunciaba como periódico provincial, nacional, ultramar (colonias) y extranjero.

No debemos confundir este periódico con otro que existió por la misma época con igual nombre que se imprimía en Madrid.

Hago esta breve introducción y doy paso a la lectura integra de este gran artículo de hace 165 años del que por desgracia no ha trascendido su autor.

Fiesta Agrícola de la Villa de La Orotava.

Aniversario de San Isidro Labrador.

La Villa de La Orotava, esa población eminentemente agrícola, que ostenta en anfiteatro sus blancas y apiñadas casas y sus heráldicos blasones en medio del florido valle, cuyo  nombre lleva; la Villa de La Orotava, esa reina del antiguo imperio de Bencomo el Grande situada en uno de los puntos más pintorescos y deliciosos del mundo según la feliz expresión del sabio naturalista Humboldt, domina el anchuroso valle de Taoro, y preside a los destinos de una de las comarcas más privilegiadas del cielo, por la riqueza de su vegetación, la dulzura de su clima, la pureza de su ambiente y la frescura de sus montañas. Preciso era, que un pueblo esencialmente agrícola, como ya hemos dicho, se instituyese bajo la advocación del Sto. Protector de la agricultura, una fiesta anual, que, al par que recordase con una sencillez patriarcal las antiguas costumbres de nuestros padres, rindiese un testimonio de gratitud al Todopoderoso por los beneficios que nos envía y honrase por medio de los labradores a la Agricultura, esa noble  y primitiva ocupación del hombre, fuente y origen de todas las prosperidades públicas.

Aunque el día aniversario de San Isidro labrador corresponde al 15 de Mayo, se traslada en La Orotava su celebración a la Pascua de Pentecostés, para que toda la población campestre del Valle, pueda concurrir con holgura a los festejos que el vecindario prepara.

Bajo la grata impresión que nos ha causado la celebración de esta fiesta pastoril y agrícola, vamos a describir sencillamente todos sus incidentes, y no dudamos que nuestros lectores nos lo agradecerán, porque además de presentarles un vivo cuadro de costumbres patriarcales, es un tributo que nuestro agradecimiento debe rendir a la franca y cordial hospitalidad de los moradores de la Villa de La Orotava.

Desde el amanecer del Domingo 27 de Mayo, apareció todo el transito que hay desde la Ermita del Calvario hasta el Ex–convento de San Agustín, rodeado de una vistosa calle de mástiles perfectamente uniformes y alineados, adornados con palmas y banderolas, y enlazados entre sí por magnificas guirnaldas de flores. De estas pendían multitud de faroles chinescos, cuyos bien casados colores formaron por la noche una graciosa iluminación que se prolongaba por la carrera como una gigantesca serpiente de fuego. El efecto de esa profusión de luces era verdaderamente mágico.

En los dos extremos de la gran calle formada por esta estacada de blancos y vistosos mástiles, se alzaban imponentes dos magníficos arcos triunfales, el uno formado por flores y hojarasca, y el otro de bastidores pintados en cuyos tableros y frontones se leían poesías alusivas a la circunstancia.

Desde la tarde del día 27 comenzó a fluir la concurrencia al lugar de la fiesta, presentándose las lindas hijas de La Orotava a lucir en el paseo sus gracias y elegancia. Allí vimos, atraídos por la novedad de los festejos, además de los moradores de las poblaciones circunvecinas, muchas personas de la Ciudad de la Laguna, de esta capital, y aun de la vecina isla de Canaria. Hallábase ya preparado un globo de elegantes forma, para que al lanzarlo a la atmosfera, fuese como la señal de que ya iban a darse principio a la serie de festejos con que La Orotava nos brindaba. Poco después gozamos de un espectáculo nuevo para nosotros. Queremos hablar de la lucha o riña de los carneros. Entre los esforzados combatientes de esta especie, tan mansa sin embargo, notamos a uno de blancas vedijas, corto de talla y de astas, pero gordo, bien hecho y de ojos vivos y lucientes. Húboselas primero con un antagonista de negro vellón, talla alzada y al parecer de fuerzas superiores; empero a las tres topadas huyo balando el negro campeón. Siguió el de la blanca guedeja, despachando a gusto a tres ó cuatro adversarios más, hasta que dueño del campo, pudo pasear triunfante sus miradas sobre el ganado vencido.

Llegó por fin la noche y comenzaron los fuegos artificiales a describir en los aires sus encendidas espirales. Cohetes, soles, luces de Bengala, combinaciones fantásticas del arte pirotécnico giraron y estallaron durante dos horas a la vista de la gozosa multitud que admiraba los magníficos colores del arco-iris en las variadas piezas que se quemaron.

A las 10 de la mañana del siguiente día salió en procesión el Santo desde la Ermita en que se halla depositado hasta el tempo de San Agustín. En este acto se llevó el orden siguiente: Abrían la marcha las yuntas de bueyes engalanadas con cintas y flores y conducidas cada una por un labrador a quién había caído en suerte en años anteriores: Seguía luego una multitud de labradores de los campos circunvecinos en trajes de fiesta, y llevando alegremente en la mano sus aijadas adornadas también de flores. En seguida aparecían muchos niños de las personas más notables de la población, vestidos de pastores y otros trajes análogos al objeto, los cuales iban alfombrando el piso con flores deshojadas: últimamente, seguía el clero con las santas efigies, cerrando la marcha una compañía del Provincial de La Orotava y un inmenso y lucido concurso.

Al llegar a la iglesia de San Agustín comenzó la función religiosa, en la que se cantó una misa solemne a toda orquesta, dirigiendo esta ultima el Sr. D. Lorenzo Machado, y pronunció el panegírico del Santo, el Canónigo de la Santa iglesia catedral de Canaria D. Antonio Botella. Concluido el acto religioso, retornó la procesión por el mismo orden a concluir la Santa Imagen a la Ermita. Olvidásemos decir que iban también en esta procesión la yunta de bueyes que había de rifarse a la tarde entre doce labradores pobres de la jurisdicción y una corderita lindísima, blanca como la leche y adornada de lazos encarnados, que también debía adjudicarse en suerte a uno de los niños que esparcían flores delante del Santo.

A las cinco de la tarde del mismo día, salieron del Ex–convento de Santo Domingo y recorrieron las principales calles de la Villa hasta llegar al sitio de la fiesta, dos carros ricamente adornados; en una iba el dios Baco, representado por un niño de D. Juan Lugo, y dos pequeños sátiros, perfectamente vestidos; en el otro se veía a Júpiter tonante rodeado de las cuatro Estaciones. Representaban a estos personajes mitológicos los niños siguientes:

Júpiter un niño de D. Antonio Lugo y Viña.

El Otoño una niña de D, Ventura Frías.

El Invierno una niña de D. José de Zárate.

El Estío otra niña de D. José Llarena.

La Primavera otra niña de D. José Llarena.

Estos niños cuyos trajes y ademanes estaban en perfecta consonancia con las deidades que representaban, recitaron con suma gracia, y en medio de los aplausos y vivas de los concurrentes, unos versos compuestos al intento por nuestro entendido amigo D. Rafael Martin Neda y que insertamos a continuación.

Baco:

En torno mío siéntanse 
sonar las risas báquicas
y llega hasta su cumulo
la dicha y el placer:
De rosas y de pámpanos
adórnense mis sátiros,
y de la vid el bálsamo
nos brinde su poder. 

Bien antes, vuestros címbalos
en acordada música,
con júbilo frenético,
escuche resonar,
ante mi cetro rustico
en frente doblan súbitos
los pueblos, y solícitos
tras de mi carro van.

Desde la zona tórrida
a los tendidos trópicos;
del Atlántico al índico
se acate mi poder.

Dorados frutos óptimos
me brinden con su liquido
y lleven a mi espíritu
la gloria y el placer.

Corra el licor sabroso
en las lozanas vides,
y el pámpano frondoso
coronas nos dará.

¡Otoño! Tras su sueño;
no turbes mi contento,
y bríndale a mi aliento
tu vino celestial.



Otoño:

No a mí la culpa acrimines
de atroz desventura tanta,
no a mí que derramo en torno
mis tesoros inmensos y mis galas.

Yo quise del labrador
premiar su trabajo y ansias,
y envié sobre la tierra
fecundas lluvias y sonantes auras.

Con mi aliento, nueva vida
de la existencia agostada
por Estío de las flores
quise inundar, mas esperanza vana.

Seco el aliento vital
que fecundiza las plantas,
por los destellos que el sol
desde los Cielos refulgente lanza.

Mi empeño ardiente no pudo
dar la vida que faltaba
de las flores; ni dorar
los gratos frutos que las vides cargan.



Estío

Calle tu lengua torpe: el labio mío
te dejará burlado. Sin mi aliento,
sin mi grato calor y poderío
¿Qué fuera de los demás?
Si yo negara la dorada esfera
esos rayos que adornan mi corona
si yo la vida y el placer no diera
la pompa y majestad.

Yo soy quien vierto con mi luz y sombra
la dicha y el placer; yo con mis risas
cubro los prados de florida alfombra
y engalano el jardín.

Yo fecundizo la dorada espiga;
yo doy al árbol sazonado fruto,
y yo premio el sudor y la fatiga
del labrador feliz.

Mirad a mis vasallos placenteros
que trabajan y cantan y alborozan;
en los valles mirad, y en los olivos
¡todo es dicha y placer!

Y se visten de ramas las colinas,
sueltan sus aguas las sonoras fuentes,
y vienen las pintadas golondrinas
a saludar mi prez.

¡Todo es júbilo y dicha en mi reinado!
el mundo se despierta estremecido
y bebe mis perfumes embriagado
en la copa de amor.

El canto universal mi regia pompa,
mi noble alcurnia y poder lo aclama....
Dejad, dejad qué sus destellos rompan
el majestuoso Sol.

Céfiros susurrantes de este Valle,
pájaros que cantáis entre sus bosques
armonía infinita, haced que calle
tan torpe acusación.

Mirad la Primavera el veneno
esparce entre las flores que germina,
no yo que los tesoros de mi seno
derramo en profusión.



Primavera 

¿Yo el veneno? si mi aliento
son perfumes y primores
y deleites y contento;
cuando brotan a mi aliento
en torno mío las flores:

Yo que visto de esmeraldas
las pintorescas colinas;
de oro y púrpura sus faldas,
donde saltan las ondinas
tejiendo hermosas guirnaldas.

Yo a los placeres nacida;
yo que con gozo profundo
vengo de rosas prendida
a derramar nueva vida
entre las venas del mundo:

Yo la hermosa mensajera
del amor y la ilusión,
nacarada primavera,
a quien rinde lisonjera
sus galas la creación.

¿De qué le vale al verano
su calor y poderío?
¿de qué al invierno su frío
sin el soplo soberano
que sale del labio mío?

Yo derramo auras sonoras
llenas de perfumes ricos;
salto fuentes bullidoras
donde van aves canoras
a mojar sus lindos picos.

En mi se encierra el amor
y la ventura se encierra,
doy matices a la flor,
cosechas al labrador
y jardines la tierra.

Yo del invierno atezado
despejo el ceño sombrío,
cuyo aliento emponzoñado;
cuyas ventiscas y frio
las plantas ha marchitado.



Invierno. 

Tú, rozagante niña, me provocas;
tu vienes a turbar mi dulce sueño;
vierte en buena hora tus pintadas galas
y deja entre sus campos a este viejo.

Tú no sabes de vida; ¡eres tan joven!
No has podido aprender con el ejemplo;
mas yo que he visto deslizar los años
al olvido rodando en curso lento,
yo a quien los rayos de ese sol gigante
los parpados cerraron; yo que el tiempo
he cruzado sin término, verdades
y desengaños en el alma tengo.

Tu vives de ilusiones; ¡pobre niña!
te agradan los placeres y el contento;
pero mira mi frente; ¡está ya mustia!
mira mi corazón; ¡es solo hielo!
tu viertes flores ¡ilusión tan solo!
Aguas fecundas de mis ojos vierto
y ellas la vida por doquier derraman;
dan salud y vigor, fuerza y aliento
a las plantas y flores ¡todos, todos
saludan mi regalo lisonjero!

Júpiter 

No en vano gastáis vuestro aliento
y en pugna sin fruto la fuerza y vigor
¡Silencio y sumisas acaten mi aliento
y en torno derramen la dicha y primor!

Unidas las cuatro verted vuestras galas
la dicha, la fuerza consiste en la unión
en torno a la tierra batid vuestras alas,
tesoros inmensos lanzado en redor.

El puro entusiasmo que en todos hoy brilla
es nuncio certero de dicha y de paz;
muy pronto elevarse veréis esta Villa;
vosotras por siempre sobre ella velad.



        En seguida tuvo lugar la rifa de la yunta y la de la cordera, mientras tocaban alternativamente en el paseo las dos bandas de música de aficionados dirigidas, la una por D. Lorenzo Machado, y la otra por D. Luis Benítez de Lugo. Notamos en ambas músicas mucha afinación y gusto; así como mucho acierto en las variadas piezas que se tocaron. Simultáneamente se presentó un aficionado a ejecutar en la plaza de S. Sebastián varias suertes de gimnastica, y se elevó un magnifico globo. Por la noche hubo representación dramática en el teatro que fue muy concurrida y en la noche del martes un suntuoso baile en las Salas Consistoriales, que terminó a las 6 de la mañana siguiente.

Segunda pagina de dicha crónica.



        Así finalizaron los festejos del lucidísimo aniversario de San Isidro en La Orotava. Damos sinceras enhorabuenas a todas las personas que han contribuido a proporcionarnos tan agradable solaz entre las que merecen sin duda particular mención los Sres. Alcaldes y Sres. Comisionados, que con una amabilidad suma, atendían todo lo que pudiera aumentar el lucimiento de la fiesta y la comodidad de los concurrentes. Solo nos resta que desear que para el año próximo, esté la carretera en disposición de poder efectuar el viaje desde esta Capital a la Villa de La Orotava en carruaje, porque entonces prometemos a los moradores de esta última, trasladarnos en masa a gozar de tan buenos ratos como los que acabamos de disfrutar, y cuya grata impresión conservamos aun indeleble.

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Creo que leer este maravilloso artículo bien ha valido la pena y esfuerzo de traerlo al blog. Como ya mi querido lector/a tal vez esto se va alargando mucho me ahorraré la batallita de los quehaceres qué tuve que realizar para poder plasmar aquí dicho artículo. Pero me negaba a poner solo un corte condensado. No es mi estilo. Aparte de que contribuyo a la difusión de nuestra historia, aunque el motor de combustión que me ha llevado a ello una vez haya sido Jose.

Estamos ante un documento escrito con la sencillez, pero a la vez grandeza, de nuestras fiestas de San Isidro en otras épocas donde la candidez, la cultura y lo religioso iban de la mano. Podemos observar que ya se citan a las varas con cintas, los “mástiles perfectamente uniformes y alineados, adornados con palmas y banderolas, y enlazados entre sí por magnificas guirnaldas de flores…” que hoy sería lo que llaman las “plumas”, los sorteos de animales y demás junto a otros actos que me han sorprendido como ha sido la pelea entre carneros. Una vez más reincido que debemos ponernos en el contexto de la época. Esto fue hace 165 años y no 165 segundos.  Sinceramente para mi es un escrito de muy bella factura, lástima que no haya trascendido el autor o autores porque el fino verbo con el que se escribía antaño es una delicia para el intelecto más cultivado.

Referencio una vez más que he copiado el artículo en su integridad ante lo rico del mismo. Si me apena sobremanera que no se difundieran los nombres de los niños que interpretaron las poesías referidas. Dichas poesías han sido las que han hecho un poco extenso este escrito. Pero creo que circularlas es una buena idea de cara al futuro. Si por parte de quienes organizan las fiestas lo tienen bien creo que sería bonito que el año que viene, esperemos que haya fiestas, estas poesías fueran interpretadas por un grupo de niños ataviados a la usanza el día de las reses, pues si analizamos dicho artículo el día al que hacen alusión en la actualidad lo más asemejado es dicha jornada.

Dilatar más este escrito creo que es innecesario. Felicitar desde aquí a la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria por la encomiable labor que están haciendo de digitalización de estas crónicas pretéritas que nos llegan a nuestros días en formato PDF mediante el Proyecto Jable. Igualmente, a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar. Gracias a José Rodríguez Maza por estar siempre buceando en las procelosas aguas del tiempo y siempre “arponear” estos documentos para darlos a conocer. Por él llegó a mi conocimiento esta crónica que hoy comparto con todos mis lectores y que no sirven como Oráculo de Delfos para ver en el pasado lo que debemos hacer y recuperar en el futuro no con otra aspiración que para el buen hacer de mantener, recuperar y velar por nuestra tradición festiva. Así baso mi opinión, siempre personal, pero no por ello paladín de la verdad absoluta. 

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