Un Pueblo para su Gente y una Gente para su Pueblo. La Villa de La Orotava es más que un sentimiento. Blog siempre en aguerrida libertad.

domingo, 11 de junio de 2023

Luis Rodríguez Figueroa y sus florales impresiones.

 

Este escrito, aunque no del mismo autor y fecha, se concatena con otro que ya publiqué el 20 de Junio del año 2019 titulado “Flores… más flores… muchas flores” (si quieres leer dicho artículo pincha aquí). Esta vez corresponde a un artículo del año 1932 de Luis Rodríguez Figueroa.

Conozcamos un poco más la biografía de este periodista según Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Rodr%C3%ADguez_Figueroa

Solo copiaré el texto referente a su parte intelectual, pues es un personaje de fuertes connotaciones políticas, que tampoco vienen al caso en este artículo, y yo política no admito en este blog. Pero siempre invito al lector/a que si le suscita curiosidad investiguen más a fondo tal biografía.

Luis Rodríguez Figueroa (Puerto de la Cruz, 1875- Octubre, 1936) fue un escritor y político y español.

Estudió Derecho en la Universidad de Granada, ejerciendo la abogacía en su isla natal. Comenzó escribiendo en revistas literarias y periódicos del archipiélago como Hespérides, Gente Nueva y La Prensa, utilizando en ocasiones el seudónimo de Guillón Barrús. Funda junto a Ilfedofonso Maffiotte la revista Castalia. Fue también miembro del Ateneo de La Laguna.

Su primera novela El cacique, escrita en 1898 y publicada en 1901, es una denuncia del caciquismo y de las oligarquías que dominaban en el Archipiélago. En 1915 escribe la novela Mea culpa junto a Domingo Cabrera Cruz, Diego Crosa, Ramón Gil Roldán, Ildefonso Maffiotte, Leoncio Rodríguez y Manuel Verdugo entre otros. También es autor de obras poéticas como Preludios (1898), Venus Adorata (1902), El Mencey de la Arautapala (1919), Mazir (1925) y Banderas de la democracia (1935).

Pasemos ahora a leer lo que escribió sobre nuestras Alfombras florales por la Infraoctava de Corpus.

«Ayer, como años anteriores, la bella Orotava, nuestra Orotava adusta y floreciente, echó sobre sus calles de La Villa noble y arcaica las regias y esplendidas alfombras de su tradicional fiesta de las flores. Esa reina egipcia, reina hierática de chales con recamados símbolos e inscripciones de profundo sentir bíblico. Viéndola, pensé en aquella hermosa virgen del Nilo que Ebards nos pinta en La hija del rey de Egipto.

Nuestras fiestas de flores es la pincelada más genial, más fastuosa y sugestiva que se destaca sobre el fondo del cuadro que encierra la múltiple modalidad de nuestro temperamento autóctono. Tal cual es, carece de precedentes fuera de su origen local. Es nuestra, típicamente nuestra, y exclusiva de La Orotava. Las Antesterias de Grecia presentaban otro aspecto, se efectuaban con distinta modalidad.

… La fiesta de las flores es de una originalidad que todos debemos conservar con entusiasmo. Revela, a mi juicio, algo que en nosotros se esconde como filón de oro en tierra virgen…»

 

Luis Rodríguez Figueroa, Norte, Periódico de Información General, Año I, 8 de Junio de 1933.

Texto extraído del Libro “Lo que han dicho de ti”, Víctor Rodríguez Jiménez, 2006.

 

Poco puedo extraer de estas bonitas y cultas palabras sobre las Alfombras. No es un texto muy extenso donde Luis Rodríguez Figueroa utiliza alegóricas para describir la sublime belleza artística que observa. Por lo tanto, se puede decir que las imágenes que acompañan esta publicación son a la vez dos sub publicaciones.

Extrayendo una idea de contexto general una vez más queda demostrada esa simbiosis existente en La Orotava entre Naturaleza y urbanismo. Concepto por desgracia perdido por la expansión urbanística. Y eso en el siglo XIX cuando comenzaron a confeccionarse las Alfombras para el paso del Corpus es algo que a mi entender imprimió carácter. Esa unión y dualidad entre lo Divino y la Naturaleza que a su vez forman el Corpus de la Creación. No se puede entender La Orotava sin leer muchísimos artículos del pasado y comprobar, como referenció Sabino Berthelot, “La Orotava es la Urbe in Rus soñada por Horacio”.

La Orotava no es sólo las flores de sus Alfombras. Es su bella naturaleza, presente todo el año, desde el mar hasta la cumbre. El problema es que rompimos esa sacra unión que antaño fue honda y grata impresión para propios y foráneos. 

Voy a insertar igualmente algunas referencias bibliográficas y festivas a las que Luis Rodríguez Figueroa hace mención.

 

 

“La hija del Rey”. 

Una novela ambientada en el antiguo Egipto fue el egiptólogo alemán George Ebers (1837-1898), presentado aquí como Jorge Ebers. Su Eine ägyptische Königstochter (Una princesa egipcia) fue publicada en 1864. Foto de la edición española de 1882 Editorial: E. Doménech y Cª, Barcelona, https://www.iberlibro.com/servlet/BookDetailsPL?bi=31096620088&cm_mmc=ggl-_-ES_Shopp_RareStandard-_-product_id=bi%3A%2031096620088-_-keyword=&gclid=CjwKCAjwo_KXBhAaEiwA2RZ8hOqa8RRkEHbDlS7Q4CwNS8q0EfOWa24gXtaDkvt-ouKFBaXVhUWFURoC1OUQAvD_BwE

No he tenido el placer de leer esta novela por lo tanto no puedo valorar si las alegorías referidas se pueden extrapolar a nuestras Alfombras.

 

                                                          
 
 
 

Las Antesterias (griego Ἀνθεστήρια, Anthestếria, del griego antiguo ἄνθος, anthos, flor, de ahí «fiesta de las flores») fue un festival griego ateniense, celebrado en honor de Dioniso, en Atenas. Tenían lugar del undécimo al décimo tercer día del mes de Antesterión, octavo mes del calendario ático, que corresponde en el calendario gregoriano a finales de febrero y al principio de marzo.

El primer día se llamaba en griego Πιθοιγία, Pithoigía, es decir «apertura de jarras». Los atenienses visitaban el santuario de Dioniso «en los pantanos» para abrir las jarras que contenía el vino nuevo, fruto de vendimias precedentes.

El segundo día se llamaba en griego Χόες, Khóes, es decir «la fiesta de las jarras». Se servían jarras de vino nuevo y se organizaba un concurso de bebida. El santuario de Dioniso Limnais (de los pantanos) en las marismas estaba entonces abierto, siendo la única vez al año: tenía lugar allí una hierogamia (unión sagrada) de la mujer del arconte rey y de Dioniso.

El tercer día se llamaba griego Khýtroi, es decir «fiesta de las marmitas». Estaba consagrada al culto de los muertos. Hermes Ctonio recibía ofrendas de grano…

Según Filóstrato (Vida de Apolonio de Tiana, IV, 21), las Antesterias son también la ocasión, en la época de Apolonio de Tiana (siglo I), de danzas lascivas acompañada por el aulos y de una lectura de una epopeya órfica. https://es.wikipedia.org/wiki/Antesterias

 

Sinceramente no le veo relación alguna con nuestras fiestas de flores. Ni por época en el año ni desarrollo de las mismas. No a lo sumo con las actuales Fiestas. Tal vez sí con aquellas primigenias primero en honor a San Benito y luego a San Isidro. Ahí sí veo cierta correlación, sobre todo en su aspecto de ofrenda agrícola a los dioses.

No voy a entrar en más profundidad sobre las Antesterias, porque no es motivo de éste escrito y sería mezclar dos conceptos distinto que ya de por sí Luis Rodríguez Figueroa afirma que son de distinta modalidad. Pero siempre resulta positivo este aporte cultural ya sea de manera bibliográfica como festiva.

Espero que les haya gustado estas palabras que he transcrito al blog y que fueron publicadas hace noventa años y que obviamente son estas las mejores fechas para recordarlas para ir en armonía con el compromiso de este blog de divulgar toda aquella cultura que enriquezca nuestro acervo. Y más de algo tan nuestro como las Alfombras donde ya Luis Rodríguez Figueroa ponía el énfasis del carácter típico y exclusivo de la Villa.

Saludos.

 

Texto: © Luis Rodríguez Figueroa y sucesores.